El castillo y el príncipe
Teñidas de oropeles,
Sus Paredes de piedra,
Con musgo en superficie,
E interior de leyenda,
Se abren hacía el piso
Sus voraces compuertas,
Al parecer vomitan
Sus tropas y defensas.
En el lago espejado,
Su contorno florea
Una fauna nutrida
De peces y de bestias
Y entre rimas y besos
La corte lo corteja,
A ése príncipe sabio
Forjando su leyenda.
Lo ha defendido antes
De amenazas y guerras,
En él se han festejado
Tantas glorias eternas
Que se diría vive
En su interior la esencia
De un alma iluminada
De vital trascendencia
En sintonía sabía
Con su príncipe y ésa
Princesa acariciarte
Que de noche florea
Su perfume exquisito
Por jardines y pérgolas
Entre lunas menguantes,
Y crecientes, y llenas.
Hermosa sintonía,
Seductora princesa
Y el otrora señor,
Príncipe de leyenda,
Conforman sabio trío
Con el alma que llena
Los espacios vitales
De luz y madreselvas.
Los soldados relucen
Armaduras perfectas,
No parecen usadas
En antiguas contiendas.
Sus armas son letales
Y decir parecieran
Son sus múltiples filos
Aspectos de su esencia.
Entre hogar y trabajo
El pueblo los contempla
Y a su príncipe sabio
Amoroso venera,
Él es un caminante
Humilde que pasea
Sus glorias y blasones
Entre mercados persas.
Quizás indiferencia
O tristezas posea,
Su aspecto reluciente
Y vital lo compensa.
Por castillo y por almas
Custodiada su esencia,
Tan amado y amante,
Feliz a su manera.
Marcelo Pablo Rinaldi
Sus tropas y defensas
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