EL ASCETA


Acaricia un viento con alas gastadas
su cuerpo de asceta tras la trascendencia,
postura de loto, mente concentrada,
está iluminada su sabia conciencia.

Si él suspira caen las hojas del árbol,
quedó en armonía la naturaleza,
de algún universo lejano e ignoto,
el ritmo en su pecho las aguas aquieta.

Reverencia a un sabio y antiguo maestro,
lo ama como ama a Dios y a su tierra,
y eleva en su alma los eternos rezos
de sabiduría con los que apacienta

su rincón de sueños antiguo y lejano
donde el viento roza con alas ligeras
su cuerpo de asceta en postura de loto
tras el vuelo frágil de la trascendencia.

Marcelo Rinaldi

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